El siguiente ejercicio es parte de una sesión del curso de Narrativa que imparte el maestro Alberto Chimal de la Universidad del Claustro de Sor Juana. Es para todo público y se toma por internet. Pueden tomarlo profesores de español para ampliar la perspectiva de la asignatura o bien, aquellos profesores que tengan gusto por la escritura de textos. El curso tiene un costo pero es insignificante al lado de las ventajas que se obtienen.
EJERCICIO 4
Para continuar con la labor de “soltar la mano”, he aquí un ejercicio de perspectiva en dos partes.
De acuerdo con nuestro estado de ánimo, percibimos las cosas de diferente manera: ciertos detalles y aspectos de las cosas nos parecen más relevantes, los objetos y el entorno producen diferentes efectos en nosotros, etcétera.
Observen la foto que coloqué en la bitácora de nuestro taller y escriban dos versiones muy breves (media cuartilla cada una, no más) de la siguiente historia: una persona va al museo; se encuentra, por azar, con la estatua, y ésta le llama tanto la atención que se siente impulsada a describirla. Las dos historias deben ser diferentes del siguiente modo:
1. La primera debe estar contada desde el punto de vista de alguien que se encuentre en una profunda depresión, y |
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2. La segunda desde el punto de vista de alguien que se sienta enormemente feliz. La única regla es no hablar de la depresión en la primera versión de la historia ni de la felicidad en la segunda. El objetivo es que los dos estados de ánimo puedan adivinarse sin otra pista que los detalles de las descripciones, que necesariamente deberán ser distintos. |
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Gabriela
Dubriel
Gabriela lucía una cara bonita y amplia sonrisa, y cuando me miraba con sus ojos de miel, me deshacía, porque parecían caricias de luz. En la oficina, siempre estuve solícito a ayudarla en cualquier trabajo. No entiendo por qué ella se fugó, se marchó y en dónde fue a parar, acabó mal, si tan solo me hubiera hecho caso pero no, tuvo que irse con ese hablador del Gil y para qué, para que la abandonara a las primeras de cambio. Dicen que se la llevó a la fuerza en un auto pero no, yo se, yo los vi, se fue por su propia voluntad. Siempre me ha ocurrido así cuando tengo al alcance lo que más deseo en la vida, todo se vuelve en contra mía para echarlo a perder. Tengo una suerte de perro. De que sirve trabajar todo el día, ser bueno, honesto, íntegro, si finalmente quienes obtienen el éxito, incluso el amor de Gabriela, son otros aunque no lo merezcan.
¿Quién fue el que hizo la escultura? Eso no importa, sólo se conoce el museo donde se exhibe, así pasa con mi trabajo.
Cuando veo las manos del barbón llamado Plutón sujetando a Proserpina fantaseo creyendo que soy yo con la Gabriela, como lo envidio, mientras él tuvo el atrevimiento de desafiar a los dioses al raptar a su amada, yo, en cambio, ni siquiera tuve el valor de confesarle a la Gaby cuánto la amaba.
9 comentarios para “Gabriela”
Tarea 2
El lugar donde nació el amor
Dubriel
Cada año, el profesor de sexto llevaba a sus alumnos al museo, cuando nos toco a nosotros, mi compañera de banca al ver la escultura del Secuestro de Proserpina se quedó admirada de los detalles y luego tímidamente me preguntó:
-¿Qué hacen?
-La rapta.
-¿para qué?
-¡Para besarla mejor! –y le planté un beso, ella con una mano me apartó e hizo un gesto en señal de gritarle al profesor, mientras con la otra, tomaba vuelo para plantarme un bofetón. Cerré los ojos y esperé el castigo pero en lugar del golpe me devolvió el beso en la mejilla. Pasaron los años. En una primavera cualquiera, nos encontramos casualmente en el mismo lugar. Nada dijimos sólo nos volvimos a besar.
Cada vez que puedo paso con mi pequeña hija al museo y el otro día me preguntó:
-Papá, ¿Por qué siempre sonríes cuando pasas a ver esta escultura?
-Porque aquí nació el amor que tu madre y yo nos profesamos. –le confesé.
Hola, Dubriel:
¡Pobre hombre!
Me gusta la idea pero siento que falta hilar un poco el párrafo con que inicias y el segundo que comienza con: “¿Quién fue el que hizo la escultura?”. No sé, pero creo que algo falta porque me pareció un poquito forzado el comentario que hace de la estatua en el segundo párrafo; como muy de repente. No sé si me explico bien… es sólo una sensación, igual y me equivoco.
Saludos
Sigue mi ronda de comentarios…
Creo que estoy de acuerdo con Alisma: la emoción me parece suficientemente transmitida pero no veo mucho de la escultura y, cuando aparece, resulta forzado. La propuesta del ejercicio era la opuesta: concentrarse en la escultura y tratar de reflejar la emoción en el modo en que el personaje percibe las características de la obra de arte. Algo que puede servir para esto es considerar que no siempre “vemos” lo mismo en lo que nos rodea: si vamos por una calle de noche y tenemos miedo, le prestaremos más atención a las sombras, pensando que un asaltante podría ocultarse en ellas; si estamos muy alegres, en cambio, podemos (por decir algo) no ver nada de la calle y en cambio mirar las estrellas en el cielo o las luces de lugares remotos…
Saludos.
Hola Dubriel:
La historia es buena, pero coincido con Alisma y Alberto en que la escultura no es el eje de tu historia.
Quizá si iniciaras al revés, es decir, hablando primero desde la escultura, y después que a partir de eso evocara a Gabriela, le daría más fuerza a su tristeza. Porque aunque imagino que el punto era ese, mostrar que él pensaba en ella, más bien abundas en los detalles de su tristeza y luego hablas de la escultura. Y eso hace que entre un poco forzada la descripción.
Saludos,
Ana
En cualquier caso, la historia está chida y la escultura ya la vimos todos… o ¿a poco vale más una palabra que mil imágenes? Beso y suerte con Gaby je, je
Fernanda tiene otro enfoque, deja de lado la escultura y le desea mejor suerte al tímido personaje con la Gaby. Conmovido el personaje de la historia le envia uno de sus borradores, con la súplica, de que no se lo muestre a los demás.
“Tengo una suerte de perro, por más que me esfuerzo cumpliendo con la tarea, entregándola a tiempo, haciendo los comentarios, salen con que dónde está la estatua y que te faltó la pinche estatua y que entra forzada la estatua, me cai, pero si nunca la he visto, ni la veré en mi perruna vida, como quieren que me emocione si sólo pienso en la Gabriela.”
Saludos
Dubriel:
Jajajajajajajajajajajajajajajaja!!!!!!!!!!!
Ana
Hola, Dubriel:
Jajaja, la piedra me pegó directo en la frente, ja, así que, una vez lanzado el reclamo (tanto tuyo como de tu protagonista), procedo a ayudarte con tu historia. Aclaro que no tengo los conocimientos, pero aquí te va mi ayuda.
Me tomé el atrevimiento de reacomodar las ideas de tu texto tratando de conservarlo tal cual (¡ah! Y cambié algunas comas, acentos y creo que sólo una o dos palabras… perdón).
Ahí te va para ver qué te parece:
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Cuando veo las manos del barbón llamado Plutón sujetando a Proserpina fantaseo creyendo que soy yo con la Gabriela.
La escultura me la recuerda. Ella solía lucir una cara bonita y una amplia sonrisa; cuando me miraba, sus ojos miel se transformaban en caricias de luz. En la oficina, siempre estuve solícito a ayudarla en cualquier trabajo.
No entiendo por qué ella se fugó y en dónde fue a parar. Acabó mal. Si tan sólo me hubiera hecho caso, pero no, tuvo que irse con ese hablador del Gil; y para qué. Para que la abandonara a las primeras de cambio. Dicen que se la llevó a la fuerza en un auto pero yo los vi. Ella se fue por su propia voluntad. Siempre ha ocurrido así cuando tengo al alcance lo que más deseo en la vida. Todo se vuelve en mi contra y se echa a perder. Tengo una suerte de perro. De qué sirve trabajar todo el día, ser bueno, honesto, íntegro, si finalmente quienes obtienen el éxito, incluso el amor de Gabriela, son otros aunque no lo merezcan.
¿Quién fue el que hizo la escultura? Eso no parece importar, sólo se conoce el museo donde se exhibe. Igual pasa con mi trabajo.
Envidio al barbón. Él tuvo el atrevimiento de desafiar a los dioses al raptar a su amada, yo, en cambio, ni siquiera tuve el valor de confesarle a la Gaby cuánto la amaba.
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O algo así… creo, que de esta manera queda la estatua más integrada. Más o menos, pero es sólo una idea.
Estoy aprendiendo y me estoy divirtiendo mucho.
Físicamente no las (los) conozco pero siento su presencia como si fueran de mi familia.
Un abrazo
jajaja. ¡Que divertida esta sección¡
Dubriel, no tengo mas comentarios que los descritos por los demás compañer@s, pero el reclamo de tu personaje en esta sección esta increíble, ¡me encantó y me hizo reír mucho! Alisma, ¡felicidades por la iniciativa de apoyar a Dubriel! Y coincido contigo Dubriel, aquí se siente un ambiente muy calido y cercano (que rico). Saludos, Eduardo.