Por Celestino Reséndiz Castañeda
Las hacía grandes, chiquitas, unas bien trazadas y otras deformes para llamar la atención sobre la letra "A". Llené el pizarrón con palabras que empiezan con ésta, ellos me las dictaban; ya no encontraban más y el tiempo pasó, movían sus manitas buscando. Les ayudaba. Como que volaba: ave, ala, ángel; como que dormía: almohada, alcoba... señalaba al exterior: aire árbol, alambre... Pasó el tiempo y ellos ya no encontraron palabras y yo, muecas que hacer. Ganaría el que dijera la última palabra, llegó la hora de dar el veredicto, cuando allá al fondo urgentemente alguien:
-¡Yo maestro!, ¡yo maestro!
-Jaime, ¿qué palabra? -pregunté
-¡Alicóptero! -dijo como el que triunfa
Empezó el escándalo en todo el salón
-Animal esa es con "E" -corrigió alguno
-¡Animal!, ¡animal! -dijeron en coro y todos ganaron.
-¡Yo maestro!, ¡yo maestro!
-Jaime, ¿qué palabra? -pregunté
-¡Alicóptero! -dijo como el que triunfa
Empezó el escándalo en todo el salón
-Animal esa es con "E" -corrigió alguno
-¡Animal!, ¡animal! -dijeron en coro y todos ganaron.
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