De mi pequeña Ofelia
César Cariño García
(fragmento)
-¿Por qué llueve tanto papacito?
-¿A qué hora deja de tronar?
-¿Por qué llueve y relampaguea?
-¿Y esos niños que no tienen
una casita que ataje
con seguridad las gotas,
rayos y truenos de esta...
terrible tormenta?
No sabía que contestarle.
Mi mente reflexionaba
y aprobaba su carita
preocupada, más que triste
por la incertidumbre vaga
de esta prez, en esta noche,
donde jamás había visto
un rostro tan tierno y sabio,
un rostro de mi pequeña
que me pedía:
orar por esos... hermanos, nuestros,
que apenas tienen cartones
o láminas muy sensibles, huecas, rotas...
Su preocupación crecía
al decirme con instancia:
-¿Y si hay un nene tierno?
-¿Y si se moja y se enferma?
-¿Y si no tienen un coche
para llevarlo al doctor?
-¿A qué hora deja de tronar?
-¿Por qué llueve y relampaguea?
-¿Y esos niños que no tienen
una casita que ataje
con seguridad las gotas,
rayos y truenos de esta...
terrible tormenta?
No sabía que contestarle.
Mi mente reflexionaba
y aprobaba su carita
preocupada, más que triste
por la incertidumbre vaga
de esta prez, en esta noche,
donde jamás había visto
un rostro tan tierno y sabio,
un rostro de mi pequeña
que me pedía:
orar por esos... hermanos, nuestros,
que apenas tienen cartones
o láminas muy sensibles, huecas, rotas...
Su preocupación crecía
al decirme con instancia:
-¿Y si hay un nene tierno?
-¿Y si se moja y se enferma?
-¿Y si no tienen un coche
para llevarlo al doctor?
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