Gabriela es una niña de primaria, cursa el segundo grado y tiene ocho años de edad. Ella vive en la población de Tonalixco en una casita, situada a la orilla del camino que conduce a la estación del tren, hecha de troncos de pino y techo de teja.
Cuando concluyen las clases me apresuro para alcanzar el tren, Gabriela me acompaña un tramo del camino.
-¡Hasta mañana Gabriela te portas bien! -le digo como despedida.
-¡Sí maestro!, hasta mañana -responde antes de perderse por una vereda que conduce a su casa.
En tonalixco llueve mucho, el suelo es de esa tierra colorada, que húmeda, se adhiere a los zapatos como si fuera resistol.
-¡Hasta mañana Gabriela te portas bien!
-¡Sí maestro!, hasta mañana.
Se repetía la despedida día tras día.
Casi al finalizar el curso, estando en la escuela se acercó Gabriela y tímidamente me preguntó:
-Maestro: ¿Qué es portarse bien?
Cuando concluyen las clases me apresuro para alcanzar el tren, Gabriela me acompaña un tramo del camino.
-¡Hasta mañana Gabriela te portas bien! -le digo como despedida.
-¡Sí maestro!, hasta mañana -responde antes de perderse por una vereda que conduce a su casa.
En tonalixco llueve mucho, el suelo es de esa tierra colorada, que húmeda, se adhiere a los zapatos como si fuera resistol.
-¡Hasta mañana Gabriela te portas bien!
-¡Sí maestro!, hasta mañana.
Se repetía la despedida día tras día.
Casi al finalizar el curso, estando en la escuela se acercó Gabriela y tímidamente me preguntó:
-Maestro: ¿Qué es portarse bien?
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