La hormiga trabajadora
Había una vez, una hormiga muy trabajadora. Se llamaba: Dulce, disfrutaba trabajando cada día, era muy entusiasta. Un día conoció a un pequeño hormiguito que estaba muy triste porque su papá se había caído y se fracturó una patita. Edy, así se llamaba el hormiguito, le contó a Dulce cuánto sufría al ver a su papá enfermo, la hormiga trató de animarlo diciéndole que deprimiéndose no solucionaría nada, que sería mejor si se dedicaba a hacer algo productivo además de cuidar a su papá. La mamá de Edy le platicó a Dulce que su hijito no quería comer bien, ni jugar con sus amigos, ni estudiar, ni nada, lo único que hacía era dormir. Dulce tenía una reunión todas las tardes con las hormigas que quisieran aprender a cantar, bailar, contar cuentos, etc. Se reunían adentro de un árbol hueco ya que éste tenía mejor acústica. Una tarde, el interior del árbol se iluminó con la presencia de Edy que se había sentido inspirado al escuchar cantar a las hormiguitas, que por cierto, no cantaban muy bien que digamos. En realidad, Edy tenía un don natural, cantaba tan hermoso que dejó boquiabiertas a las demás hormigas que le aplaudían emocionadas al escucharlo.
Como todo hormiguero, éste tenía una hormiga reina que odiaba a Dulce, ya que no soportaba que fuera tan eficiente. La reina le ordenaba al capataz que maltratara a Dulce, obstaculizándole todas sus actividades en el hormiguero. Después de algunas semanas, la reina recibió la visita de unas hormigas que vivían en otro lugar, la venían a invitar para que enviara a un representante de su hormiguero para que cantara en un concierto que se daría en honor de todas las hormigas reinas de ese país. La reina pensó inmediatamente en Edy, que cantaba maravillosamente y seguro dejaría impactadas a todas las hormigas del planeta.
Así, llegó el gran día, Edy se olvidó de sus tristezas y cantó tan hermoso que hasta hizo llorar de emoción a quienes lo escucharon.
De regreso al hormiguero, la reina hizo que se reunieran todas las hormigas, para darle un aplauso a Edy, ¡¡¡Bravo!!!! , ¡¡¡¡Viva Edy! Hurra!!!!
Después, la reina tomó la palabra: "quiero darle una merecida felicitación a quien ha logrado que Edy saliera de su depresión, a quien lo ha impulsado para seguir adelante, desarrollando en él su talento natural para cantar….." Y así, la reina siguió expresando todas las cualidades de quien había apoyado a Edy.
Dulce no lo podía creer, ¡¡Por fin, la reina le daba una felicitación en público!!
Y mientras Dulce seguía ocupada en sus pensamientos, la reina continuaba: … "quiero entregar esta medalla de oro a quien ha realizado un gran esfuerzo para preparar a Edy, ¡¡Recibamos con un fuerte aplauso a… ¡¡ !!El capataz!! ya que sin su esfuerzo, no se habría logrado que nuestro hormiguero fuera el mejor en este concierto"
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