Los jóvenes se indignan
Cuando un funcionario se roba millones de pesos del erario público no siempre le aplican la ley, a veces sólo lo renuncian o lo inhabilitan para desempeñar cargos públicos, pero jamás lo apalean o le sacan un ojo. -Qué barbaridad- dirían las televisoras. Pero cuando son jóvenes que arrojan piedras, bombas incendiarias y mentadas de madre entonces hay que aplacarlos con balas de goma, gases lacrimógenos, patadas y toletazos. Después, las televisoras recrearán lo que hicieron los jóvenes y justificarán la fuerza excesiva del Estado.
¡Cuidado! México no está en condiciones de polarizar sus problemas. La rebeldía de los jóvenes no debe ser criminalizada.
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