Del blog Rincón educativo
Palemón de la Rosa Fuentes
http://matematicasmeb.blogspot.mx/
MI CONFRONTACIÓN CON LA DOCENCIA
Por necesidad y
amplio
deseo de ejercer lo que había estudiado, en 1983 me inicie como
profesor de educación primaria, desde
1990 a la fecha trabajo en el
subsistema de Secundarias Técnicas,
sin embargo de 1993 a 1997 preste
mis servicios también en el nivel medio superior en la modalidad de
Bachillerato
General. Después de ser profesor de
grupo asumí el reto, el compromiso y la responsabilidad para
desempeñar las funciones de: Coordinador Académico, Subdirector,
Director y Jefe de Enseñanza que ejerzo actualmente; todas
ellas plasmadas en mi
proyecto de vida. Cada una de las etapas
de mi transitar laboral reviste
una importancia especial, sin embargo
el común denominador de
ellas esta en el
compromiso de educar para formar y trascender. Por ello, considero
que es menester primordial reflexionar permanentemente sobre los
retos que implica el desempeño de cada
función, al mismo tiempo de cuestionarse sobre: ¿qué debo hacer?,
¿cómo lo debo hacer? , ¿para qué lo debo hacer? ;
buscando siempre la incidencia de
nuestra función en la
formación de los educandos.
Actualmente los
bajos resultados de la educación en México es un tema
ampliamente comentado, si se
discute entre padres de familia, la
culpa es de los maestros, los maestros
culpamos a los padres de familia, si entre maestros se discute unos a
otros nos
culpamos. Creo que ya es tiempo de dejar de padecer algo que he
bautizado como
“el síndrome del pimpón”, de esta manera, y
aunque con los altibajos poco frecuentes o permanentes como: la falta
de infraestructura, regular
apoyo de padres de familia, confrontación entre colegas por pensar
diferente
para hacer las cosas, riesgos a los que
se exponen los alumnos por la ubicación de la escuela, las relaciones
enfermas existentes
en las familias y la idiosincrasia en general de la comunidad. El
docente debe
ser el agente que transforma, que
convierte a la escuela en un centro de aprendizaje al servicio de la
comunidad,
que corre el riesgo y que jamás se rinde o busca un área de confort.
Por todo esto,
para mi la docencia tiene un amplio significado . Como Maestro de
grupo me
satisface comentar que en diversas ocasiones he tenido
el encuentro casual con personas adultas que fueron mis
alumnos , efusivos en su saludo , al tiempo que en sus comentarios
refieren el agradecimiento por la forma
de atender sus necesidades de
formación. Estos momentos son
gratificantes pero me comprometen a no perder la identidad con la
misión de educar, y que para favorecer la formación de los alumnos no
solo se requiere de voluntad,
sino de entender sus intereses, de
asumir una actitud de entrega al
trabajo, de compromiso, de
responsabilidad y de apostarle de manera permanente a los procesos de
capacitación y actualización.
Mi función de Coordinador y Director, me
dieron la oportunidad de adquirir nuevas
experiencias por la interacción permanente con alumnos, personal, padres de
familia y autoridades, pero sobre todo destacar el apoyo de mis inmediatos superiores para mi
desempeño.
Pero, ¿qué pasa
cuando se carece de las
competencias para ejercer el
mando directivo? Viene a mi memoria algo
que me sucedió cuando me desempeñaba como Subdirector. El entonces Director
sólo se concretaba a escuchar mis propuestas de mejora en la Institución y
solía decir: usted no va a durar en esta
Escuela, a las peticiones de los compañeros dígales siempre que sí aunque le
digan una mentira, el de allá arriba los va a juzgar, nosotros debemos ser como
las esponjas absolver, absorber y absorber. Acciones en las que nunca estuve de
acuerdo. He aquí las interrogantes
siguientes: ¿sucederá porque no existen escuelas formadoras para .coordinadores, subdirectores,
directores, apoyos técnicos pedagógicos, jefes de Enseñanza, inspectores y jefes de sector?, ¿Será por el desgaste de
una identidad con el trabajo?, ¿por temor a la remoción? , ¿por la idea de ser
adulados como los mejores directivos por dejar que todo suceda sin importar cómo suceda?; o ¿por la falta de
liderazgo?.
A pesar de no existir escuelas formadoras para el ejercicio
de los mandos antes mencionados, si
se aspira a serlo, debemos tener la iniciativa para prepararnos permanentemente y asegurar un buen desempeño.
En el poco tiempo de
ejercicio que tengo en la Jefatura de
Enseñanza, soy testigo fiel del compromiso que tienen mis compañeros con el
trabajo, pero también hay quienes por su
número de años de servicio en el sistema y en la escuela, asumen una actitud de
conformismo, pesimistas de que nada
puede cambiar por más esfuerzos que se
hagan, tienden a la búsqueda de culpables; en suma las creencias y los
prejuicios siguen siendo un atajo también para la educación.
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docencia.
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