He pasado decenas de veces con el coche por esa curva, junto al desfiladero, conduciendo solo, recordando siempre la historia que cuentan sobre una chica que hace autostop por las noches, y que acaba resultando ser el fantasma de una joven que se estrelló en esa curva. Pero a mí nunca me ha ocurrido. Siempre que recojo a alguna joven autoestopista, deseo secretamente que la leyenda sea verdad, y ella esté muerta, pero nunca es así. Tras la trivial conversación, siempre he de ser yo quien le muestre mi auténtico rostro, y lance otra vez el coche por el desfiladero.
Ya en una ocasión les había platicado que algunos autores como Jordi Cebrián escriben cuentos formados por cien palabras, ni una más ni una menos, me parece estupendo como ejercicio para nuestros niños en la asignatura de español ¿no les parece?
Te equivocas Jordi, soy yo quien te espera cada noche en esa curva, cada día con nueva identidad y mi silencio premeditado provoca tu muerte una y otra vez....
12:25 PM