EL POSITIVISMO
POSITIVO
La palabra positivo viene del latín positivus (puesto explícitamente). El término está formado por la palabra positus (puesto, participio del verbo ponere) y el sufijo -tivus (-tivo = relación activa o pasiva).
El
término positivo-positivismo aparece en la historia de la filosofía en
el siglo XIX con el auge de las ciencias naturales y la filosofía de
Augusto Comte. Tras el exceso idealista de los filósofos alemanes, y
fundamentalmente del idealismo de Hegel, aparece una concepción
filosófica antiidealista que tiene su inspiración en la ciencia de
Newton. La ciencia de Newton presume de basarse en los hechos, en los
datos concretos y contrastables, en lo que hay, en “lo puesto”, lo
positivo. El positivismo de Comte afirma que este conocimiento es el
verdadero conocimiento y, frente a él, el conocimiento metafísico
idealista resulta especulativo, imaginativo, fantástico, carente de una
referencia concreta a los hechos. Resulta entonces lo negativo.
Durante
el siglo XIX, y a imitación de la física de Newton, surgen las ciencias
naturales más representativas: química, biología, botánica, etc. Las
ciencias naturales, que se basan en hechos y utilizan el método
científico de Galileo, son llamadas, desde entonces, ciencias positivas.
Frente a ellas están las ciencias humanas o hermenéuticas (sociología,
historia, etc) y las ciencias formales (matemáticas y lógica)
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