miércoles, 29 de junio de 2011

Programa de Escuelas Asociadas de la UNESCO


En 1996, el Programa de Escuelas Asociadas de la Unesco consultó a niños de todas las regiones del mundo a responder la siguiente pregunta: «¿Cómo debe ser un buen maestro?». Los niños podían responder por escrito o por medio de un buen dibujo. Uno de los motivos centrales de esta encuesta fue que mucho se ha dicho y escrito sobre el papel del maestro en un mundo cambiante, pero rara vez se han recogido las voces y las ideas de los propios alumnos. En sus frases y dibujos pueden encontrarse muchas claves para conocer cómo ven y cómo quisieran que sean los rostros de 50 millones de docentes repartidos por el mundo.

 ¿Cómo debe ser un buen maestro?

 CON LAS PALABRAS DE LOS NIÑOS

 
 Un buen maestro es un amigo

«Tienes que ser bueno, amigable y tener confianza en mí…, debes escuchar y comprendernos a todos nosotros…, y no perder nunca la calma…»

Rosa, 9 años, de Nueva Zelandia.

«Nos tratas con igualdad y comprendes los sentimientos y aspiraciones y el humor de cada uno de nosotros.»

Le Nhy Anh, 9 años, de Vietnam.

Un buen maestro escucha…

«Para llegar a ser buen maestro, que me ayude a pensar y encontrar respuestas por mí mismo.»

Tasha-Leigh, 12 años, Jamaica.

«Me gusta un maestro que me ayude a pensar y encontrar respuestas por mí mismo.»

Bongani Sicelo, 9 años, de Zimbaue.

Un buen maestro es un modelo para nosotros…

«Un buen maestro es alguien que transmite a la generación futura lo que tiene de más valioso: su cultura y educación.»

Nawal, 12 años, de Marruecos.

«El maestro debería comportarse bien puesto que los niños le copian.»

Julietta, 12 años, de Ghana.

Nos ayuda a crecer y desarrollarnos

«Debe saber convertirnos en alumnos autónomos y ayudarnos a ser mayores.»

Anabella, 12 años, de Italia.

«Un buen maestro es quien nos guía por el buen camino para alcanzar nuestras metas.»

Analia, 12 años, de México.


CON LOS OJOS DE UN NIÑO

Un niño chileno, José Bernardo Schmeisser Saavedra, de 11 años, ganó el primer premio en esta convocatoria, dibujando así a su maestra Doris Winkler Niepel, docente de una comunidad situada en una provincia del sur de Chile:

Evoca el invierno con abrigos, gorros y bufandas de lana. Los ocho niños de diversas razas y con ropa multicolor sonríen posando como para una fotografía. Detrás de todos está la imagen de su maestra protectora, acariciadora y acogedora. Los brazos de la maestra son tan largos que alcanzan a rodear a los ocho niños sin esfuerzo alguno. Más que mujer, el niño ve a su maestra como heroína capaz de inspirar la mayor confianza y seguridad personal. El amor como pedagogía suprema está allí representado.

Marin Moos, niño alemán, se inspira así en su maestra Ulrike Heitmeier:

Sobre un idílico y verde paisaje, un río divide dos campos, uno de ellos con un árbol derribado mostrando sus raíces y el otro, con un enorme árbol florido. Seis niños cruzan un puente salvador guiados por su maestra quien les dice señalando el árbol: «Esto es un roble». Las ideas de maestra guía y de recorrer juntos senderos bajo su segura conducción y acción educadora son hechas explícitas en el dibujo.

Jonnathan Zorku-Tei, niño de Ghana, imagina a su maestra Florence Adzabeh:

Siete niños son estimulados en el gran patio de la escuela por otro niño que sirve de guía sobre un taburete en los ejercicios físicos. La maestra, solícita, orienta y alienta a otros dos niños a desarrollar bien los ejercicios, uno de ellos es ayudado por ella a quitarse la camisa para facilitar dichos ejercicios. El grupo de niños corresponde a distintas edades. Es clara la percepción del niño autor que su maestra combina el amor por ellos con una buena organización del aprendizaje, dando tareas directivas a uno de los compañeros.

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