jueves, 20 de agosto de 2009

De la revista Cero en conducta

Estimado(a) Dubriel García Rodríguez:

Por considerarlo de su interés le enviamos las siguientes notas. La primera es una nota crítica sobre los nuevos libros de texto de educación primaria, escrito por la profesora Patricia Rocío Reyes González quien colabora con Educación y Cambio, A.C. La segunda es una nota sobre el examen de ingreso al servicio docente de nuestros compañeros de Contracorriente, A.C. (Puebla). Reciba un cordial saludo.

***

1) Crítica a los nuevos libros de texto de educación primaria

Profesora Patricia Rocío Reyes González

Hasta ahora, los libros de texto habían sido uno de los pocos orgullos en nuestra educación básica y un recurso importante para el trabajo docente.

Los que veníamos usando superaron, en mucho a los que teníamos antes de 1993. Ahora los han modificado, pero los nuevos no son mejores en nada. Cambiar para retroceder me parece absurdo.

Para muestra, un botón: el de español para primer grado se limita a una serie de instrucciones ilustradas con caricaturas, aparentemente dirigidas a los alumnos, pero en realidad, ¡es para los maestros! No hay espacios para escribir o ejercicios para reflexionar sobre los temas. Carece de textos literarios o informativos interesantes que motiven a los niños a incursionar en el aprendizaje del lenguaje escrito. No tiene fotografías que reflejen la diversidad cultural y natural de nuestro país. Presenta proyectos de trabajo que implican hablar, escuchar, leer y escribir en el aula, y las actividades que sugiere podrían resultar atractivas, pero para desarrollarlas en el salón no se requiere que cada niño posea las instrucciones o la descripción del “proyecto”, pues con un ejemplar para el maestro habría sido suficiente.

No hay una obra de lecturas, básica para la recreación infantil y para desarrollar diversas actividades en grupo. Con este tipo de textos se garantizaba que los alumnos integraran su propia biblioteca. El nuevo libro pierde su sentido al terminar el ciclo escolar. Por supuesto que los maestros estamos capacitados para trabajar con lo que tengamos a mano para hacer uso de la biblioteca de aula, pero se requiere por lo menos un trabajo de lecturas en común. ¿Para qué gastar tanto en miles de libros de instrucciones?

No hay textos de lecturas, ¡pero sí uno para educación física! El tiempo en la escuela es muy limitado, ¿a qué lo vamos a dedicar?, ¿a leer los libros de instrucciones o a realizar las actividades? Las portadas no invitan a los niños a acercarse. Ojalá puedan verlos, compararlos y manifestar su opinión, y si tengo razón, que alguien evite este retroceso.

Patricia Rocío Reyes González

(Publicado en La Jornada, 20 de Agosto de 2009)

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