El Pilón
Preparé bien mi programa de clausura, era invitado de honor el diputado Juan, había que lucirse. Llegaron los padres de familia y toda la gente del pueblo; al tiempo determinado, todos los alumnos y maestros se encontraban en el lugar fijado y dio principio el programa. Todo estuvo sincronizado, fue corto y muy ameno. Motivado el diputado me hizo plática:
-Vengo de la clausura de la escuela primaria, el programa fue muy extenso y aburrido, al final, en la entrega de certificados, número principal; la gente ya ni aplaudía. Los tiempos en los programas son muy importantes para no perder el interés. Así como este, sencillo, poquito, pero bueno, - dijo complacido el diputado.
-Gracias diputado -contesté agradecido- aquí en su pueblo existe gente muy colaboradora y todo el personal de mi escuela se portó a la altura.
-Me ha tocado presenciar programas profesor -siguió platicando- en donde se presenta recitación tras recitación, y allá a las quinientas; dice el maestro de ceremonias: como siguiente número, una pieza de música, a cargo del aparato de sonido.
El cuento para mi era bueno y reí de buena gana. Y si hubiera sido sin chiste, de todas maneras me hubiera reído, pues era el diputado Juan.
La Escuela Secundaria Técnica de Tepeyahualco, Puebla; lució de fiesta y de todos los trabajadores, nadie sacó punto menos en su ficha escalafonaria.
Preparé bien mi programa de clausura, era invitado de honor el diputado Juan, había que lucirse. Llegaron los padres de familia y toda la gente del pueblo; al tiempo determinado, todos los alumnos y maestros se encontraban en el lugar fijado y dio principio el programa. Todo estuvo sincronizado, fue corto y muy ameno. Motivado el diputado me hizo plática:
-Vengo de la clausura de la escuela primaria, el programa fue muy extenso y aburrido, al final, en la entrega de certificados, número principal; la gente ya ni aplaudía. Los tiempos en los programas son muy importantes para no perder el interés. Así como este, sencillo, poquito, pero bueno, - dijo complacido el diputado.
-Gracias diputado -contesté agradecido- aquí en su pueblo existe gente muy colaboradora y todo el personal de mi escuela se portó a la altura.
-Me ha tocado presenciar programas profesor -siguió platicando- en donde se presenta recitación tras recitación, y allá a las quinientas; dice el maestro de ceremonias: como siguiente número, una pieza de música, a cargo del aparato de sonido.
El cuento para mi era bueno y reí de buena gana. Y si hubiera sido sin chiste, de todas maneras me hubiera reído, pues era el diputado Juan.
La Escuela Secundaria Técnica de Tepeyahualco, Puebla; lució de fiesta y de todos los trabajadores, nadie sacó punto menos en su ficha escalafonaria.
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