Las nuevas leyes para la
educación: ¿calidad o ficción?
Hugo Aboites
"Con las leyes pasa lo mismo
que con las salchichas, es mejor no ver cómo se hacen", confesaba un
político europeo del siglo XIX, pero en el México de estos días saldría
corriendo. "Ni siquiera Pinochet", decía Bartlett hablando del
apresurado desaseo que prevaleció en el proceso legislativo. La impresentable
manufactura, sin embargo, palidece ante el contenido. Su propósito de fondo es
avalar en la Constitución y con nuevas leyes la rendición de la conducción de
la educación mexicana a las exigencias de grupos como Mexicanos Primero y la
OCDE. "Calidad" y "evaluación" son conceptos llave de la
visión empresarial de la educación y parte del acuerdo ("para mejorar la
calidad de la educación") entre gobierno y ese organismo en 2008. (...).
Para ese proyecto, sin embargo,
el artículo 123 y la legislación laboral mexicana representaban un obstáculo
formidable.
La estabilidad en el empleo, condiciones de protección,
bilateralidad y derechos del trabajador de la educación eran un marco que
dificultaba las evaluaciones, sanciones y el despido de “docentes… del sistema
educativo” (acuerdo 2008).
Por eso hubo que modificar la Constitución (pero en
el tercero, no en el 123, pues esto último hubiera traído un problema aún más
grave) y con eso fue posible regresar a los trabajadores de la educación –y
sólo a ellos– al esquema laboral del siglo XIX (cuando no existía el artículo
123 ni las leyes correspondientes). Como entonces, ahora el patrón puede
imponer discrecional y unilateralmente sanciones y condiciones de trabajo (ver
artículos 74, 75 y otros de la Ley General del Servicio Profesional Docente,
LGSPD).
(...)Esto devolvería la iniciativa a los actores y legislaturas locales, y evitaría que fueran sólo testigos pasivos de cómo la Federación aplica un modelo educativo rígido y uniforme y –al igual que las salchichas– de dudoso origen y contenido.
dubrieldice: La pregunta que yo hago es que si la calidad educativa sólo depende de los maestros. Creo que también depende de la sociedad en su conjunto. Anoto los siguientes factores:
La escolaridad de los padres de familia.
El ingreso económico de las familias.
El contexto social.
La calidad de los programas educativos de la televisión y la radio.
No necesito argumentar porque está suficientemente demostrado cómo influyen los factores mencionados. No obstante la Ley recientemente aprobada sólo sanciona a los maestros.
Cuando se reformó la Ley del ISSSTE se dijo que sería de calidad y sucede que siguen con los mismos problemas de siempre. No hay medicinas, no hay especialistas, no hay sensibilidad humana para atender a los profesores. ¿Por qué no amenazan con el despido a los funcionarios que lo dirigen?
Conozco algunos profesores que no trabajan bien pero hay muchos que -como dijo un viejo amigo- son verdaderos héroes de la educación.
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