Víctima del acoso de maestros en una escuela de Apodaca,
Nuevo León
Gerardo de Jesús necesitó un amparo para que lo admitieran
en la secundaria
La directora apeló a la "fuerza del SNTE" para
rechazar la suspensión provisional de un juez
Foto
"A veces los maestros no tienen preparación pedagógica
para tratar a los niños", dice Lila Garza. En la imagen, Gerardo de Jesús
Rodríguez García con su madre, Sanjuana GarcíaFoto Sanjuana Martínez
Sanjuana Martínez
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Domingo 24 de marzo de 2013, p. 10
"Eres un desperdicio de la vida", le decía
reiteradamente la maestra Edith Aranda a Gerardo de Jesús Rodríguez García, de
13 años de edad, alumno del primer grado de la secundaria federal número 55,
Profesora Ofelia Carrillo Cepeda, en Nuevo León.
El niño obtenía calificación de cien en tecnología,
educación física y geografía, pero fallaba en matemáticas y en asignaturas como
cultura de la legalidad, la materia impartida por la misma maestra que lo
acosaba porque no "aprendía nada". y cada día le decía: "vienes
sólo a calentar el banco. No sirves para nada".
Gerardo de Jesús llegaba a su casa y se acostaba a dormir;
se le veía triste. Ya no le entusiasmaba el juego de futbol donde ha obtenido
varias medallas, ni jugar de delantero con su equipo Borregos de la Enramada,
en la Liga San Nicolás y la Liga Apodaca. Hasta que un día su madre, Sanjuana
García Silva, lo cuestionó: "Tú no eres así. Dime lo que te está
pasando".
El niño se resistía a contar lo que le afectaba, pero al mes
y medio de ingresar a la secundaria, la maestra llamó a sus padres para
quejarse: "El niño no aprende. No quiere trabajar, no quiere aprender, no
hace nada", les dijo luego de sugerirles que lo cambiaran de escuela.
Ellos se negaron. Al llegar a su casa cuestionaron a Gerardo
de Jesús, pero él sólo agachaba la cabeza y permanecía en silencio. La maestra
decidió pasarlo con la sicóloga y después de dos visitas le dijo a su mamá:
"El niño no se abre. No puedo con él. Llévelo con una sicóloga particular".
Sanjuana García cuenta en entrevista con La Jornada que les
explicó que no tenía dinero. Su esposo estaba desempleado, y ella trabaja en
una farmacia ganando el salario mínimo. Les dijo que tenía que mantener a tres
hijos; la mayor, madre soltera: "Me fui al DIF y me dijeron que me lo
atendían, pero iban a cobrar 35 pesos por consulta a cada persona de la
familia. Somos cinco. ¿Con qué pagaba?".
Volvió a la secundaria a explicar su situación: “Les
reconocí los problemas de aprendizaje. El niño trae un nivel bajo desde la
primaria. Mis demás hijos fueron distintos, pero no todos son iguales. Él tiene
dificultades para algunas materias, para otras no. Les dije: si no lo apoyamos,
el niño no saldrá adelante. Me mandaron llamar muchas veces, hasta que le dije:
"Por favor, el niño necesita una oportunidad".
Los maestros se negaron a aceptarlo y lo declararon
"expulsado por no aprender". Explicaron que el niño sólo podía ser
recibido con la condición de que los padres firmaran una carta compromiso, donde
aceptaban que al siguiente incidente de déficit de atención, indisciplina,
falta de uniforme o de puntualidad, el menor sería expulsado. Los padres se
negaron a firmar la responsiva.
Ante tal situación, Gerardo de Jesús finalmente se sinceró y
accedió a relatar el motivo de su depresión: "La maestra me dice que no
sirvo para nada, que soy un desecho de la vida. Me pasa al frente, me humilla,
me dice que nomás voy a calentar el banco y que ese lugar podía ser para un
niño inteligente".
Durante las noches, el niño terminaba tarde su tarea. Un día
se acostó hasta la madrugada trabajando, y al día siguiente su padre fue
llamado nuevamente a la secundaria con el argumento de que el niño "no
quería trabajar": "Mi esposo les dijo que la noche anterior él había
visto que el niño hizo toda una libreta de tarea. ¿Ya le revisó la
tarea?", les preguntó. La maestra reconoció que no se la había revisado
durante todo el bimestre, pero insistió que el niño no trabajaba en clase y eso
era suficiente para ser expulsado.
Al día siguiente, Sanjuana lo llevó a la escuela y no le
permitieron la entrada: "Firme la carta responsiva, de lo contrario el
niño no va a entrar". La madre se negó. La maestra insistió: "Nada le
cuesta, señora, fírmela, hay muchos con carta de condicionamiento. Él es uno
más". Ella le contestó: "Ese es el problema, maestra. Mi hijo no va a
ser uno más. En mi familia ya hay casos así, no voy a permitir que a otro hijo
se le trunquen sus estudios".
El amparo
Angustiada acudió con una amiga, luchadora social, Lila
Garza, para contarle el caso. Y la animó a solicitar un amparo federal para que
al niño le permitieran la entrada a la escuela. La suspensión provisional fue
concedida el 22 de diciembre y el actuario que acudió a entregárselo en su casa
le dijo que el niño entraría a clases el 7 de enero.
Ese día acudió nuevamente con Gerardo de Jesús y el director
Alejandro Luna Becerra, a quien por cierto nunca ha visto porque se ha negado a
recibirla, le dijo, por medio de una maestra, que no respetaría el amparo
porque ellos tenían un sindicato como el SNTE que los defendía: "Usted no
sabe dónde se está metiendo", le dijo la abogada y a la vez sicóloga de la
secundaria, el 14 de enero.
El 19 de enero el segundo tribunal en materia administrativa
concedió la suspensión definitiva y finalmente Gerardo de Jesús pudo ingresar
amparado al plantel educativo: "Este es un caso de acoso de maestros, un
caso de discriminación. Si son los propios maestros los que minimizan al alumno
y lo apachurran, les quitan la ilusión, el deseo de continuar sus
estudios", comenta en entrevista Lila Garza, quien se define como
"abogada del pueblo" y además trabaja como vidente.
Cuenta que este caso inédito servirá para abrir camino a
otros alumnos que padecen el acoso de maestros: "A veces los maestros
traen sus traumas a la escuela. No tienen preparación pedagógica para tratar a
los niños, los discriminan si son diferentes. ¿Dónde dejan a los pobres niños?
Hemos demostrado que sí se puede. Tenemos una Carta Magna de las mejores en el ámbito
mundial para protegernos con sus disposiciones, con las que podemos defender a
las niñas, niños y adolescentes".
Fue el propio Gerardo de Jesús quien escribió una carta de
su puño y letra al juez para explicarle lo que vivía en la secundaria:
"Este caso nos sirve para decirle a los padres de familia que no se queden
callados, que hablen, que busquen, que se acerquen para pedir orientación. No
se dejen abusar por esos profesores sinvergüenzas que también hacen muchos
negocios a través de los niños, pero cuando llegan de malas, arremeten contra
las criaturas".
Iniciativa de ley
Gerardo de Jesús está sentado en la cocina. Hace su tarea y
ríe con su sobrino de cinco años, hijo de su hermana mayor. Tiene el cabello
negro azabache. Usa pantalón corto deportivo y camiseta amarilla. En la pared
de la sala hay tres medallas que ha obtenido en competiciones deportivas; de
hecho, su calificación reciente fue de 100 en educación física. Es aficionado
de los Rayados: “Lo que más me gusta es meter goles. De grande quiero ser
futbolista y también tener una carrera. Quiero ser chef o doctor”, dice
sonriendo.
Vive en en la colonia Fresnos cuarto sector en Apodaca, un
municipio conurbado a 30 kilómetros del centro de Monterrey. Su escuela está
ubicada al cruzar la calle. Y está contento pues ya le permitieron volver:
"Porque ya puedo estar con mis amigos. Y porque ya puedo estudiar otra
vez, me gusta mucho geografía, tecnología y deportes. No me entran las
matemáticas", comenta de manera honesta.
Pese al amparo logrado, Gerardo de Jesús continúa siendo
objeto de acoso y maltrato sicológico por parte de sus maestros. Sus padres
acudieron hace unos días a la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) para
presentar una queja.
"Queremos que el niño sea tratado sin discriminación.
Lo que tenemos que proteger inmediatamente es el interés superior del
niño", dice Minerva Martínez, presidenta de la CEDH al informar que emitió
una medida cautelar contra la secundaria federal número 55.
Los visitadores acudieron esta semana al plantel a impartir
cursos a los maestros sobre derechos humanos y la forma en la que deben de
tratar a los niños que tienen habilidades y capacidades distintas. El director
se ha negado a dar declaraciones, pero la Secretaría de Educación Pública ha señalado
que tomarán medidas para garantizar los estudios del niño.
El acoso ha ocasionado suicidios en distintos ciudades de la
República y han aparecido otros casos de acoso de maestros contra alumnos. Ante
la gravedad de este fenómeno, la bancada del PRI en el Congreso de Nuevo León
presentó una iniciativa de ley para prevenir, atender y erradicar el acoso y la
violencia escolar.
En entrevista, el diputado Edgar Romo García, coordinador de
esa fracción en la 73 Legislatura, dijo que se trata de una ley vanguardista
muy amplia: "Queremos proteger la niñez y la adolescencia, de todo tipo de
acoso escolar".
La iniciativa tiene apartados novedosos como el acoso de
maestros: "En estos casos hay una relación de subordinación del maestro al
alumno. Vamos a complementar esta ley con este tipo de conducta, porque se
trata de una acción ilícita que puede ir al derecho penal e incluso al administrativo,
la suspensión o inhabilitación como maestro. A los niños tenemos que
integrarlos, no podemos expulsarlos porque estaríamos produciendo posibles
delincuentes".
Gerardo de Jesús ha vuelto a sonreír y a jugar futbol. Su
madre emprendió una lucha por la dignidad, que aún no termina: "Su tutora
me acaba de decir que si no justifico las faltas del niño, reprobará el
bimestre. ¡Imagínese! Son faltas porque no lo dejaban entrar. Ahora le
cambiaron de maestros, pero todos están confabulados".
El niño se acerca, se sienta a su lado en
silencio, la abraza; ella le pasa la mano por el cabello, lo besa en la mejilla
y le dice: "No hay problema mi hijito, a lo mejor repruebas el año, pero
vas a seguir estudiando. Esta lucha no es sólo por ti, es por muchos niños
más".