Una muestra de que la reforma educativa es una farsa es la siguiente
historia: a la mayoría de un grupo de 24 profesores que en 2014
obtuvieron el mayor puntaje en el concurso para ingresar al Servicio
Profesional Docente en educación media superior, del subsistema de DGTI,
ganaron el ingreso a una plaza que les ofrecieron sería definitiva,
pero al cabo de medio año resultaron ser puestos vacantes. Para lo cual
la SEP de Puebla durante seis meses los mantuvo engañados, ya que se les
ocultó los documentos de sus nombramientos para que para que a partir
de principios de este año cambiarles el código de contratación, dejarles
de pagar y obligarlos a renunciar.
El objetivo de esa maniobra fue hacer un falso montaje para simular
que los ganadores del concurso se habían ido de mutuo propio, porque no
les gustó dar clases, y de esa manera cubrir esos puestos con docentes
que no presentaron el examen del Servicio Profesional Docente.
Otra versión distinta a la anterior surgió en la SEP, particularmente
en el área de la Dirección General de Educación Tecnológica Industrial,
que está a cargo de Baldomero Martínez Serna, donde algunos
funcionarios para intentar justificar esos cambios argumentaron que
alguien “clonó” las claves de las plazas que les otorgaron a la mayoría
de los ganadores de dicho concurso de ingreso al servicio docente.
Esa explicación salió de la oficina de Rosalba Lino Carranza, quien
es la encargada del área de Recursos Humanos y de hacer los cambios de
claves en los 15 planteles de la DGTI en el estado de Puebla.
De ser cierta esa versión significaría que a los triunfadores del
concurso les otorgaron claves de plazas que ya tenían dueño y entonces,
cuando los propietarios reclamaron sus espacios laborales, funcionarios
de la SEP desataron una campaña de hostigamiento contra los profesores
de reciente contratación para obligarlos a dejar los puestos, que en un
supuesto proceso legal, les habían asignado meses antes.
Todo hace suponer que realmente lo que sucedió es que se maquinó un
fraude en la SEP consistente en convocar a un concurso para plazas
definitivas, para luego cambiar a temporales esos puestos de trabajo, y
al final darles los espacios laborales a maestros que no se sometieron a
ningún tipo de evaluación y que seguramente habrían pagado sobornos
para quedarse con los espacios laborales.
Eso quiere decir que la reforma educativa es una farsa, ya que en
Puebla siguen entrando al sistema educativo maestros que no ganaron el
puesto en un examen de oposición.
Lo grave de esta situación es que los maestros que este año volvieron
a concursar para obtener plazas en el subsistema de DEGETI y obtuvieron
los mejores puntajes, les están haciendo exactamente lo mismo: les dan
los puestos pero no les entregan los documentos en los cuales les
especifiquen que tienen una plaza definitiva, tal como lo indicaba la
convocatoria.
El fraude
La historia a detalle de este fraude es la siguiente:
El 19 de julio de 2014 se realizó el examen de oposición para los
maestros interesados en obtener una plaza de “Profesor Asignatura de
Horas/Semana/Mes Definitivas” –según se lee textual en la convocatoria–
en el Servicio Profesional Docente de Educación Media Superior.
A quienes se inscribieron en el examen les explicaron que los mejores
puntajes laborarían un año, para después volver a ser evaluados y al
paso de dos años tendrían la plaza definitiva, misma que se supone les
asignarían de manera temporal en lo que concluía todo el proceso.
El 17 de agosto de 2014 los maestros ganadores del concurso
recibieron un correo electrónico de Carlos Alfonso Morán Moguel, quien
es director a nivel nacional del subsistema DGTI, para informarles que
de acuerdo a los rangos establecidos por el Instituto Nacional para la
Evaluación de la Educación habían sido seleccionados para iniciar el
proceso de asignación de plazas definitivas.
De acuerdo a la comunicación oficial, a los docentes les informaron
que estaban en una situación en la cual se aplica el artículo 23,
fracción 1, de la Ley General del Servicio Profesional Docente –la cual
es una norma surgida de la reforma educativa– en la cual les otorgaban
una plaza temporal, para que a los seis meses les asignaran una plaza
definitiva.
Entre agosto de 2014 y enero de 2015 no hubo problemas, ya que los
profesores cobraron de manera completa y puntal con el código 95, que es
de plazas definitivas. En sus centros de trabajo fueron obligados a
estar horas extras y enfrentar mayores cargas laborales, bajo el
argumento que era parte del proceso para evaluarlos.
Algunos maestros empezaron a sospechar que algo raro ocurría porque
en la SEP les negaban la documentación en donde se establecía el tipo de
plaza que detentaban.
Esas sospechas se cumplieron al llegar los meses de enero y febrero
de este año, ya que los pagos se empezaron a atrasar o cancelar.
Y en la SEP seguían sin darles copia de los nombramientos.
Además, los profesores no fueron llamados para la evaluación que se
supone les iban a aplicar a los seis meses, como parte de los supuestos
logros de la reforma educativa.
A cuenta gotas, en los siguientes meses los docentes fueron
recibiendo información de la SEP, en particular de la oficina de Rosalba
Lino Carranza, de que les habían clonado sus claves y por tanto no
tenían puestos laborales definitivos.
Es decir, que ya se habían acabado sus interinatos, pese a que los
afectados nunca concursaron para un trabajo de esa naturaleza.
Toda ese misma trama ya se empezó a repetir en este año. Los maestros
que ganaron el mismo concurso, tampoco la SEP les quiere entregar los
documentos en donde les indiquen que tipo de plaza se les ha otorgado.